Después de meses de una guerra fría sin precedentes, Santiago Caputo y Mauricio Macri hablaron por teléfono la semana pasada. La conversación fue amena y distendida. Una charla entre viejos enemigos que se reencuentran en el ostracismo luego de haber batallado hasta la última gota de sudor.
Desde Estados Unidos, donde se encontraba disfrutando del estruendoso Mundial de Clubes que dejó ganancias multimillonarias para todos los participantes, el ex presidente le acercó al asesor presidencial una propuesta de inversión para el país, motorizada por empresarios italianos relacionados al rubro de la energía. El bostero dijo que estaba seguro que podía ser interesante para la gestión de Javier Milei. Del otro lado del tubo prometieron darla a conocer.
El reencuentro telefónico no tuvo mayores definiciones, pero se enmarcó en la nueva búsqueda de lazos que La Libertad Avanza y el PRO coquetean con diagramar en la Ciudad. Según pudo saber este medio, dentro de la Casa Rosada evalúan concretar un acuerdo con el partido amarillo similar al que se selló semanas atrás en la Provincia de Buenos Aires entre Cristian Ritondo y el armador karinista Sebastián Pareja. La idea, dicen desde el gobierno nacional, es alcanzar cierta “armonía electoral” a la propuesta que ambos partidos le ofrecen al electorado que ya comparten.
Tal como ocurrió del otro lado de la General Paz, los violetas buscarán someter a los amarillos a sus decisiones y metas comiciales. Con el rumbo siempre marcado en ir contra la forma que adopte el kirchnerismo en la elección porteña, los libertarios insistirán en venderse como la única fuerza capaz de marcar la dicotomía electoral, por eso propondrán la configuración de un frente idéntico al de PBA para las elecciones de octubre, donde los porteños deberán elegir, además, senadores.
El cambio diametral ante la convivencia con los amarillos – que se da luego de la complicada experiencia de las elecciones por la Legislatura porteña en la que Manuel Adorni se llevó el triunfo- esconde requisitos semi leoninos. En concreto, en el oficialismo ponen como condición para habilitar una mesa de diálogo con el PRO dejar fuera de la misma a Jorge Macri, y que sea su primo Mauricio quien lleve las riendas de las negociaciones con Balcarce 50. En el Ejecutivo no perdonan que el jefe de gobierno porteño haya desdoblado los comicios y contratara al asesor Antoni Gutiérrez Rubí para llevar su campaña, por eso buscarán dejarlo fuera de todo margen factible.
Otra de las condiciones que los libertarios inscribieron en el contrato es pasar a valor toda voluntad electoral de María Eugenia Vidal y Silvia Lospennato. La razón, justifican cerca del presidente, es que no quieren que la boleta violeta lleve a nadie que no represente fielmente la obra de Milei y, aunque se esfuercen, ambas diputadas están lejos de ser una interpretación fidedigna de las ideas de la libertad. En este mismo sentido, dentro del gobierno advierten que están dispuestos a entregar los dos primeros lugares en la lista de Diputados al PRO, a cambio de llevarse los dos lugares para el Senado que, auguran, conseguirán frente al binomio peronista que encabezará Mariano Recalde.
La consulta inmediata que se manifiesta ante estos requisitos es la reacción que Jorge Macri podría manifestar ante la posibilidad de que su primo lo deje fuera de juego. La no tan imaginaria traición de Mauricio, quien dejó de lado el pesimismo y volvió a entusiasmarse con la política, podría motivar en el alcalde el incentivo de sumarse a la repavimentación de la ancha avenida del centro que construyen, en silencio, los radicales de su amigo Daniel Angelici junto a Horacio Rodríguez Larreta.
Los barones porteños sueñan con construir una alternativa anti-kirchnerista/no-mileista que les permita marginar a las dos fuerzas que los sacaron del mapa electoral meses atrás. Si bien el diálogo entre el ex jefe de gobierno y el ex intendente de Vicente López está completamente quebrado, existen interlocutores entre ambos que trabajan para recomponer el vínculo dinamitado luego de las presidenciales del 2023. El futuro, por ahora, es incierto.
Una de las auspiciantes de esta posible nueva alianza entre violetas y amarillos es Patricia Bullrich, quien ayer visitó a Santiago Caputo en su despacho del Salón Martín Fierro. Por casi dos horas, la ministra y el asesor discutieron temas de gestión y dieron luz al elefante en la habitación: la inevitable candidatura de la ex macrista para ocupar una silla en el Senado representando a la Ciudad. Como contó este medio, la titular de la cartera de Seguridad no tiene intenciones reales de ser candidata, pero entiende que no hay otro camino. La falta de nombres de peso en La Libertad Avanza y la altísima imagen que la ex PRO continúa amasando en territorio porteño la imposibilita a escaparle a su destino.
Bullrich, quien pese a separarse de su partido sigue teniendo peso dentro del organigrama capitalino, podría ser la llave de la unión que de ambos lados del río saben inevitable. La ministra no sólo empezó nuevamente a levantar su perfil -en los últimos días discutió vía redes con Victoria Villarruel y se convirtió en una de las voceras de la interna en el Ejecutivo-, sino que el propio presidente dejó saber que tiene un vínculo diario con su ministra, al punto de compartir su desayuno dominical con ella y sus “galletitas favoritas”, unas masas secas bañadas en chocolate, con las que la ex cambiemita consciente al libertario.
En todos los campamentos del gobierno saben que, de continuar con esta amena relación, Bullrich será la próxima compañera de boleta de Milei cuando en 2027 se encamine a buscar la reelección que él mismo ya anunció que intentará conquistar.
Para la ex participante de La Alianza, aunque reniegue, su desembarco en la Ciudad es el primer paso de un plan b en el que podría incursionar en caso de que no todo marche acorde a lo esperado. Como dio a conocer este medio meses atrás, en la mente de la ministra se encuentra la posibilidad de utilizar su candidatura en el Senado como plataforma para competir en el 2027 por la jefatura de gobierno de la Ciudad. Con las aspiraciones presidenciales ya descartadas luego de la última experiencia, desde su entorno no niegan que la líder de la tropa no-macrista apueste por cerrar su carrera política comandando el terruño que la vio desarrollarse.
Si bien cerca de Bullrich insisten en recalcar cada vez que pueden que para el 2027 falta una eternidad, en caso de ser bendecida con la vicepresidencia, se especula que su candidato en la Ciudad podría ser el hoy diputado Damián Arabia. Hombre de su riñón, el legislador es bien ponderado por el presidente Javier Milei -con quien intercambia mensajes seguido- y tiene un buen vínculo con la Casa Rosada. A esta altura del minué, un factor fundamental para ser aceptado dentro de las filas violetas.
Si bien el diálogo entre macristas y mileistas aún está en estado prematuro -todas las partes coinciden en que primero hay que pasar la elección en PBA-, se espera que en las próximas semanas haya avances. Ahora que volvieron a ser enemigos íntimos, no sería descabellado pensar en algún encuentro nocturno entre bosteros. Quizás, los partidos por las Eliminatorias serían un buen momento.